NUESTRA HISTORIA
El Pastor Carlos San Martín fue desvinculado del directorio de la IMP por acuerdo de la asamblea, tras fallecer el Obispo la Iglesia Metodista Pentecostal, Manuel Umaña Salinas el año 1964.
Corría el año 1964, y en la Corporación “Iglesia Metodista Pentecostal de Chile”, nada hacia presagiar ni vislumbrar una inmensa y sombría nube de tristeza que sumiría en un gran dolor a todo el pueblo cristiano. Inesperadamente, el día 2 de Agosto de 1964 es promovido al cielo nuestro pastor y Obispo, Rev. Manuel Umaña Salinas, quien por mas de cincuenta años había sido el guía espiritual de la Iglesia Metodista Pentecostal. ¡Fue inmenso el dolor y humanamente pensamos que nadie podría llenar este gran vacío!.
A su vez como el Obispado partió al cielo con el Pastor Umaña, el gobierno de la corporación de Iglesias de Chile, en carácter provisorio, lo asumió el Presbítero Carlos San Martín, de Valparaíso, nombramiento acogido con beneplácito por la Corporación de Iglesias de Chile.
Los días posteriores a la partida del antiguo Pastor fueron de gran pesar; no había música de instrumentos en los coros y los himnos entonados por la congregación, parecían más bien endechas que alabanzas inspiradas al Dios Todopoderoso. Las reuniones eran tristes y breves, lo que produjo menoscabo espiritual dando lugar a pensamientos y raciocinios humanos, lo que motivó a que grupos deliberantes se reunieran para conversar y buscar, apartes del Directorio de la Corporación, soluciones inspiradas en sus propios sentimientos, los que a la postre se impusieron.
Esto naturalmente dividió las opiniones y produjo un quiebre en la corporación, pues once numerosos grupos de membresía, cuatro de ellos con pastores ordenados, que deseaban cuidar el patrimonio espiritual y doctrinal de quien fuera nuestro Obispo, se emancipan y alzan su voz clamando a la justicia de Dios, la que lamentablemente en ese pasado no llegó a través de las nuevas autoridades elegidas a comienzos del año 1965 y en las que cifrábamos nuestras esperanzas.
La palabra profética anunciada algunos meses antes de su partida por quien fuera nuestro amado Pastor y Obispo, tendría que cumplirse: “Viene un pueblo nuevo, pequeño y humilde, pero será grande porque será guiado por el Espíritu Santo”, y era a través de esa profecía que la justicia de Dios daría su gran respaldo y bienhechora respuesta.
Fue así como respaldados y guiados por la dirección gloriosa del Espíritu Santo, quien comisionó al entonces presbítero y pastor de la Iglesia de Valparaíso, Carlos San Martín Pulgar para emprendiera una gran tarea, y no quedando ya ninguna otra solución que pudiera beneficiar a esta numerosa membresía, tomamos no sin gran dolor y profunda nostalgia, la valiente decisión de agruparnos y dar vida a una nueva corporación paralela a la que dejábamos y a la cual por el gran sentimiento de unidad reciproca existente denominamos: “Iglesia Unida Metodista Pentecostal” y el día 28 de Agosto de 1965, en Santiago, en un hermoso contingente de unas 1.500 almas venidas de Valparaíso, Linares, Buli, Quilicura, Peñaflor, El Arrayán, Peñalolén, Quinta Normal, San Luis hoy Colón Oriente, El Triunfo y Mariposas de Conchali (hoy Dios Proveerá), nos reunimos en una gran concentración pública en Plaza Chacabuco, para después de realizar un servicio de predicación, ordenarnos en un gran desfile y dirigirnos al gimnasio ubicado en la población Quinta Bella, entre Avda. Recoleta y El Salto, con el firme propósito de emprender la carrera de Fé que en una gloriosa y memorable, reunión, se sentaran las bases y se nominaran los encargados que tendrían la delicada responsabilidad de pastorear a las almas. Esa noche también se recibe y confirma la participación de un nuevo grupo de Valparaíso sector Rodelillo, totalizando los doce grupos del pueblo de Dios ¡Alabado sea Dios!
De ahí en adelante todo ha sido bendición; Dios ha confirmado maravillosamente su Obra y nos ha permitido establecernos desde Arica hasta Punta Arenas en Chile, fructificando también en el extranjero las obras iniciadas en su nombre; en Argentina, Canadá, Estados Unidos, Francia, Suecia, Holanda y Australia, lo que demuestra sin lugar a ninguna duda que este “pueblo nuevo ha crecido, se ha multiplicado y tiene prosperidad porque la poderosa mano de Dios es quien nos guía a través de su bendito Espíritu, porque sus promesas son fieles y verdaderas. “Los que sembraron con lágrimas con regocijo segarán”, y vaya… ¡Si ya han pasado los meses y los años y estamos segando con gran regocijo!
El 31 de mayo de 2008 a la edad de 80 años, parte en los brazos del Señor el Obispo Carlos San Martín Pulgar, fundador de la Iglesia Unida Metodista Pentecostal (1927 – 2008)
Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.(Hechos 20:29-30)
MENSAJE PREVENTIVO de nuestro Obispo, a la Iglesia Unida Metodista Pentecostal
“Dios libre nuestros corazones de envidia.
No quiero que en esta noche, nadie piense más allá de lo que deba pensar.
Tal vez sea un mensaje preventivo, tal vez sea un mensaje en el cual el Señor, nos esté haciendo señalar lo que a lo mejor en el futuro, pudiese suceder. Por que uno no sabe lo que pueda suceder después que uno salga, después que uno se va.
Yo no se cuánto tiempo más el Señor me tendrá a mi en la tierra, no se cuántos años más viviré, no se cuanto sea el periodo de mi estada entre ustedes, no puedo determinar mis años de vida, por que mi vida esta en las manos del Señor. Si el determina llevarme, me llevará algún día, y la obra del Señor continuará adelante, por que los hombres pasan, la obra queda, ¡La obra de Dios es permanente!.
No por un hombre la obra se va a detener; ¡el hombre es quitado y la obra sigue adelante, la obra sigue marchando!
Pero es importante, que esa obra crezca sana, permanezca sana y viva sana, y haya vientos de corazón bien puesto,
de corazón noble y de corazón que nunca puedan entrar a ellos el sentimiento de la envidia y de el odio, y que estemos dañándonos unos a otros a espaldas, y estémonos destruyéndonos, lo mismo que se destruyen los animales, lo mismo que se destruyen los perros, nos estemos destruyendo nosotros, en vez de edificar la iglesia del Señor, la estamos menoscabando.
Dios en su misericordia nos bendiga.
Carlos San Martín Pulgar”